PENSANDO EN VOZ ALTA...


Estos días me ha dado por pensar mucho en que las personas somos tan cambiantes que a veces ni siquiera llevamos a cabo lo que pregonamos o pretendemos ser. 

Desde siempre he sido digamos que pacifista, me fastidia el lío, me molesta la gente que se dice ser directa pero rebasan esa delgada línea entre serlo y ser inoportuno y hasta grosero, no sé, tal vez ya me llegó el espíritu navideño y ando en plan zen jajaja.

Uno de los mejores consejos recibidos por mi padre es hablar siempre de frente, no esconderte, no creerte de lo que digan los demás hasta no cerciorarse uno mismo. Y si, vaya que me ha funcionado y "el teléfono descompuesto" (si, esa persona que habla por todos y trae y lleva mensajes cambiando todo sentido) se ve anulado por completo.

Por desgracia no siempre todo fluye como quisiéramos y es ahí donde pienso en la importancia de nuestros actos porque como madre sé que "alguien" siempre me observa, me oye,  casi que soy objeto de su estudio jaja.  

Así que creo que cada acto, cada palabra, cada escrito, cada gesto, cobra un sentido en nuestros niños y eso es lo que para ellos significamos, con ellos no podemos fingir ni aparentar. Si hablamos mal de alguien ellos lo notarán, si juzgamos, si discutimos sin argumentos ellos lo aprenderán y entonces dónde quedará nuestra autoridad moral para indicarles lo bueno o malo. 

Se habla mucho de empatía, de sororidad, humildad pero no basta sólo hablarlo, es llevarlo a cabo y así mejorar nuestro entorno y el de nuestros hijos.

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