LA MAGIA DE LA CALÉNDULA.


Cuando mi hija tuvo su primer rasguño inmediatamente pensé en aplicarle algo que fuera lo más natural en la medida de lo posible.  Recordemos que la piel de nuestros bebés es mucho más delgada a la de un adulto y cualquier ingrediente lo recibe más rápido. 

Alguien me había platicado sobre lo bueno que resultaba la caléndula, no me pareció tan mala idea y de inmediato pregunté al pediatra si podíamos aplicar pomada de caléndula para aliviar el rasguño de mi bebé, me dijo que no había problema y me indicó dónde conseguirla, acudí entonces a una farmacia (homeopática) y la compré.

Al llegar a casa la apliqué de inmediato sobre el rasguño que mi hija se habían hecho con un juguete. Pensé que en dos días el rasguño apenas habría desaparecido pero al cabo de dos horas mi hija ya no tenía ni rastro. Así que desde entonces tengo un frasquito de la pomada de caléndula en mi botiquín.


En los bebés a la caléndula también se le atribuyen propiedades calmantes, emolientes y suavizante además de tener un efecto analgésico. Así que es efectiva para aliviar las molestas rozaduras e incluso prevenirlas. No en vano algunas marcas de toallitas húmedas incluyen a la caléndula como su ingrediente maravilla.

Esa pomada que ahora mi hija conoce como "la crema mágica" 😊 también me ha salvado a mi de las molestias de una quemadura leve, un raspón y me ha aliviado la resequedad de labios en verano. Y es que a la caléndula se le atribuyen propiedades antisépticas y cicatrizantes, toda vez que estimula la regeneración de la piel dañada, potenciando la síntesis de glucoproteínas y colágeno, haciendo que la piel sane y sin dejar cicatrices. 

Así que no puedes dejar de tener entre tus básicos un frasquito de esta maravilla de la naturaleza, es económica, dura bastante y créeme, es simplemente "mágica".


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