MI LACTANCIA, MI DECISIÓN...


Antes de comenzar debo decir que estoy 100% a favor de la lactancia materna, sin embargo habrá madres que por varias circunstancias personales o clínicas prefieren y/o deben sustituir la LM por fórmula, en estos casos respeto y comprendo tal decisión entendiendo que es lo mejor para sus bebés, y como madre priorizo el bienestar de los hijos ante cualquier circunstancia. Puntualizando lo anterior, continúo...

Hace pocos días terminó entre mi hija y yo una etapa maravillosa entre ambas: la lactancia. Y con orgullo puedo decir que fueron poco más de tres años de crear ese vínculo que durará por siempre. Como me fue en todo ese tiempo? Te cuento:

Estando embarazada nunca investigué a fondo cómo debería ser amamantar a mi hija porque no quise saturarme de información y estresarme antes de tiempo, así que me quedé con lo dicho por algunos doctores y enfermeras sobre la importancia de amamantar los primeros seis meses.

Nació mi hija y todo fluyó de manera normal, ella buscaba mi pecho y nos fuimos adaptando a nuestro ritmo pues decidí amamantar a libre demanda y me olvidé del nefasto horario que me habían mencionado de dar leche a mi hija cada cuatro horas; de esta manera mi bebe se la pasaba pegadita a mi.

Llegando a los seis meses decidí seguir con la lactancia, por supuesto ya comenzaba a introducir las probaditas de alimento y la leche materna pasaba a ser un tipo de suplemento.

Al cumplir mi bebé once meses tuve un lapso de debilitamiento y cansancio que me obligó a acudir al hospital. Entre el cansancio, estrés y alta demanda de mi hija la deshidratación se hizo presente en mi cuerpo. Obviamente el doctor (más no pediatra) me exhortó a dejar la lactancia definitivamente. Lejos de eso me enfoqué en recuperarme y mientras seguí amamantando a mi bebé quien por fortuna gozaba de excelente salud.

A partir de su primer año varias veces escuché frases del tipo: tu leche ya es agua, ya no le sirve, ya dale otra leche, etc, etc, etc...Por supuesto hice oídos sordos a todos aquéllos que en algún momento juzgaron y opinaron sin informarse (incluyendo pediatras sorprendentemente bastante desactualizados). Yo lo hice sobre la marcha y gracias a ello pude refutarles sus argumentos y seguir una lactancia plena.

Confieso que en algunos momentos quise tirar la toalla puesto que ya no era tan fácil cargar ahora a una niña de dos años que pedía su leche estando en el súper, el parque, iglesia, reunión, etc... cualquier lugar era idóneo para ella; a pesar de todo esto seguí porque la realidad era que no me sentía preparada para dejar de amamantar a mi hija.

En un invierno enfermé de gripa y la doctora que me había venido diciendo que exageraba mi lactancia al saber que mi hija casi no enfermaba ni había necesitado antibióticos, ahora se tragaba sus palabras y me decía lo bueno que había sido amamantarla por mucho más tiempo. No pude mas que sonreír triunfante jajaja. 

Estos días nuevamente mi cuerpo pidió auxilio ante el cansancio y desveladas que tuve recientemente, a diferencia de la ocasión anterior esta vez pensé seriamente en que ya era tiempo de poner fin a tan maravillosa etapa, pues mi hija me necesita sana y fuerte y la lactancia ya había cumplido su ciclo. Hablé con ella y le expliqué que mami necesitaba descansar y recuperar energías para seguir jugando con ella, que su "tetita" estaba cansada y que aunque no obtuviera su leche nocturna (a últimas fechas sólo la amamantaba por las noches) mami estaría cerca de ella para abrazarla y seguir estando juntitas. Lo entendió muy bien, creo que a veces subestimamos la capacidad de comprensión de los niños, me dió un beso y me dijo "te vamos a cuidar mami, no te preocupes"; su frase me la quedo por siempre...

No miento cuando digo que estoy como en un proceso de adaptación y aceptación, en lo personal los primeros días los viví como un luto, y no es que esté triste, es ese sentimiento de dejar ir algo que te hizo feliz por mucho tiempo y que aunque ya no exista, sabes que fue lo mejor (estás hormonas andan algo locas).

Hoy puedo decirte que fui feliz obedeciendo a mi instinto, a ese que te dicta lo mejor para tu bebé y como siempre digo, la información junto con el instinto maternal es nuestra mejor arma para ejercer una maternidad acorde a nuestras necesidades y las de nuestros hijos, nadie podrá entonces influir sobre nuestras decisiones, no nos presionaremos ante la insistencia social, no sentiremos culpa por abandonar nuestra lactancia cuando realmente no lo deseamos. Si decides amamantar por mucho más tiempo te vas a enfrentar a juicios, críticas, mitos, pero en tí está en lograr una lactancia plena y en proveer a tu bebé de lo que tú crees es lo mejor para él. Suerte en el camino...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA MAGIA DE LA CALÉNDULA.

APRENDIENDO A APRENDER.

DEPRESIÓN POST-DESTETE.